Ya en 1875, este espectáculo natural fascinó tanto a la gente que, gracias a una donación del Príncipe Liechtenstein, el desfiladero se hizo accesible al público en general con puentes y pasarelas (de ahí el nombre Liechtensteinklamm [literalmente desfiladero de Liechtenstein]). Mientras tanto, más de 10 millones de personas de todo el mundo han visitado y admirado el legendario.
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